Terapias en sexología en Chile: declaración y recomendaciones de la comunidad en general

La Sociedad Chilena de Sexología Clínica y Medicina Sexual como entidad científica que agrupa a la mayor parte de los profesionales que se dedican en esta área en nuestro país, en respuesta a la preocupación que existe en el ejercicio profesional de un área clínica que no está regulada aún por los entes competentes, dando lugar al intrusismo, oportunismo o también a las prácticas poco éticas o con poca evidencia científica, nos pronunciamos para hacer las siguientes declaraciones y recomendaciones a los profesionales, y comunidad en general a partir de un análisis empírico de las terapias en sexología en Chile:
Sobre el ejercicio de la profesión del sexólogo
La sexología puede ser estudiada desde el ámbito educativo o clínico, y se considera que ambos profesionales son “sexólogos”, pero técnicamente no tienen las mismas habilidades ni destrezas en sus conocimientos , y allí comienza la confusión para quien busca ayuda. La persona que profundizó estudios en “sexología educativa”, debería llamarse “sexólogo educativo”, y quien desarrolló estudios en “sexología clínica” debería llamarse “sexólogo clínico”, y de esa manera evitar mayores enredos, pero desafortunadamente no siempre ocurre así.
Ahora bien, existen diferentes perfiles de profesionales en el área de “sexología clínica”, cuyos estudios van desde cursos de pocas horas, pasando por diplomados, especialidades (médicas y no médicas), magísteres, doctorados y postdoctorados. No obstante, un curso de pocas horas ética y profesionalmente no es un “sexólogo” ni un “sexólogo clínico”, ni tampoco estaría capacitado para atender clínicamente a nadie. Peor aún, personas que dicen tener “autoformación” y se autocalifican como “sexólogos”.
Así mismo, existe el conflicto ético de personas que hacen intervenciones clínicas y terapias en sexología en Chile sin ser profesionales de la salud. Estas situaciones requieren ser reguladas por la ley y por los organismos competentes, por lo cual, se están haciendo las gestiones pertinentes.
Más allá de lo planteado, nuestra sociedad recomienda anunciarse como profesional de la sexología sincerando la titulación de base (médico, psicólogo, matrón, kinesiólogo, etc), acompañado de su formación en sexología clínica (diplomado, especialización, magíster, doctorado o postdoctorado) señalando donde se formó. Por ejemplo: Dr. Pedro Pérez, Médico Cirujano, Diplomado en Sexología Clínica, UDD.
Otro ejemplo; Ps. María Aguirre, Psicóloga Clínica, Magister en Sexología Clínica, UDC. Hacerlo de esta manera evita confusiones ya que orienta al futuro paciente sobre las limitaciones y competencias profesionales. Exigimos a todos los profesionales que se dedican a la sexología “transparenten” su formación y que la misma sea publicada en su lugar de publicidad (página web, Redes Sociales, u otro medio para captar pacientes) ya que nos hemos percatado que algunos profesionales dedicados a esta área ofrecen servicios sus profesionales pero no hay ninguna información al respecto.
En relación con la publicidad engañosa de tratamientos y/o terapias
Está muy mal ofrecer a personas que buscan ayuda en la salud sexual tratamientos o terapias en sexología con una promesa de efectividad inmediata o de un 100% garantizada, y peor aún atreverse a ofrecer tal resultado antes de evaluar al paciente, siendo una hecho totalmente irresponsable, y una situación éticamente inaceptable, razón por la cual, como sociedad científica lo rechazamos categóricamente.
La sexología no es una disciplina que vende un producto, la sexología es una noble ciencia muy humana que forma parte de las ciencias de la salud y como cualquier otra ciencia de la salud las terapias o tratamiento se mide en tasas de éxitos de acuerdo con estadísticas y ninguna es de un 100%. Los pioneros y maestros de la terapia sexual Máster y Jonhson tenían estadísticas que van del 80% -95%.
En este sentido, nuestra sociedad recomienda a profesionales o centro relacionados a la sexología que ofrecen a los pacientes resultados inmediatos o tratamiento 100% efectivo antes de ser evaluado, corregir tal situación, ya que es publicidad engañosa, y que además de falta de seriedad, no es ético, y recuerde que en medicina o psicología nada es seguro.
La eficacia de un tratamiento y/o terapia dependerá de muchos factores: comorbilidad, adherencia, características propias de la terapia y/o tratamiento, efectos farmacológicos sobre el organismo de la persona (farmacogenética y farmacocinética), rasgos propios de la personalidad del sujeto, entre otros.
Sobre los diagnósticos en Sexología Clínica
Si hay algo que aportan los pacientes con dificultades sexuales con pocas preguntas son los diagnósticos en la entrevista clínica. Por lo general, el motivo de consulta es el diagnóstico; “eyaculo rápido”, “tengo impotencia”, “no tengo ganas”. Todos los síntomas aparecen y la anamnesis minuciosa hace posible precisar de manera adecuada el presunto diagnóstico. Un examen físico pudiera ser necesario en la mayoría de los casos. Lo anteriormente planteado da a entender que la mayoría de los diagnóstico en sexología son clínicos.
Ahora bien, ante las dudas de la causa del diagnóstico es necesario hacer pruebas diagnósticas complementarias o exámenes de laboratorio. Por ejemplo, un paciente que manifiesta que tiene eyaculación precoz, usted como clínico considera dos cosas:
- Grado de egosintonia con su tiempo de eyaculación,
- Tiempo de latencia intravaginal.
Universalmente según la medicina sexual basada en la evidencia el diagnóstico se hace de esa manera. Con esos datos usted corrobora que se trata o no de una eyaculación precoz.
¿Por qué hay profesionales en el ejercicio que colocan electrodos de un dispositivo prototipo “Rebuilder modelo 2407” y aplican corriente en la superficie del pene y concluyen diciendo que el paciente tiene o no eyaculación precoz y su grado de severidad? ¿En qué texto o estudio científico está planteada tal evidencia?. No es correcto.
Lo mismo pasa con pacientes con disfunción eréctil, utilizar un monitor doppler fetal (usado para monitorear el latido fetal en mujeres embarazadas) y pasarlo sobre los cuerpos cavernosos del pene y decirle al paciente que su causa es vascular, debido a que el fluido sanguíneo está defectuoso u obstruido. Es una gran irresponsabilidad. La posibilidad de que un profesional pueda hacer el diagnóstico de disfunción eréctil vascular con este estudio supuestamente complementario” es prácticamente nulo y sospechoso. No hay evidencia científica. En todo caso, cuando hay dudas para descartar problemas vasculares como fuga venosa o arterial, el estudio por elección es el doppler duplex peniano, un estudio completamente distinto.
No podemos someter a nuestros pacientes a estudios innecesarios, ni hacerlos para que el paciente se sienta “bien evaluado”, cuando en realidad no lo es. No es ético ni profesional. Nuestra sociedad recomienda hacer uso del raciocinio clínico en los diagnósticos en sexología clínica, y hacer pruebas complementarias o exámenes de laboratorio cuando correspondan y de acuerdo a dudas en la etiología. Rechazamos todo tipo de pruebas o métodos complementarios sin base científica.
Sobre las distintas terapias sexuales
La terapia sexual puede limitarse a consejería, intervención psicoterapéutica, fármacos, procedimientos no invasivos y finalmente cirugías, siendo esta última una tarea de otra disciplina (Uro-andrología). En el caso de la consejería o intervención psicoterapéutica existen distintos modelos con los que se puede trabajar, y va a depender del profesional y sus habilidades desarrolladas.
Los principales modelos: cognitivo conductual, psicodinámicos, gestáltico, centrada en la persona, entre otros pueden bien ser aplicados. No obstante, la evidencia científica nos plantea mejores resultados con el modelo cognitivo conductual, por lo cual, recomendamos su uso.
Los fármacos tienen un uso específico, puede ser como complemento a la terapia sexual o solos en casos muy particulares. Lo mismo sucede con la terapia kinesiológica, es un complemento a la terapia sexual y no al revés, y tiene sus indicaciones precisas. No todo paciente con disfunción sexual requiere terapia kinesiológica. Por otra parte, existen profesionales o centros dedicados a la sexología que no aclaran el tipo de terapia o tratamiento que aplican siendo una desventaja para quien busca ayuda profesional. En este sentido, exigimos a los profesionales o centros dedicados a la sexología “transparentar” en sus medios de divulgación el tipo de terapia y/o tratamiento que usan.
Con respecto a los tratamientos ofrecidos para el deseo sexual bajo
Los problemas de bajo deseo sexual tanto en hombres como en mujeres son multifactoriales, y la mayoría de las veces es por problemas en el área emocional/relacional. En este sentido, antes de indicar algún fármaco para mejorar el deseo sexual bajo recomendamos hacer una valoración integral por un profesional competente descartando tanto causas orgánicas como emocionales/relaciones.
Como sociedad rechazamos el uso de andrógenos (testosterona) para tratar de aumentar el deseo sexual cuando los parámetros de andrógenos están en los límites normales, se ha descartado la parte orgánica y/o consumo de sustancias. Identificar la verdadera causa en el ámbito emocional/relacional es el objetivo, con la finalidad de tratarla de manera adecuada.
En relación con su uso en mujeres estamos totalmente de acuerdo con el “consenso global del uso de testosterona en mujeres”, el cual, no aprueba el uso de andrógenos en mujeres premenopáusicas, debido a falta de ensayos clínicos que lo justifiquen.
Por la misma razón la FDA no ha aprobado ningún compuesto de testosterona en mujeres. No obstante, existe una “tendencia o una moda” de profesionales que en este momento están prescribiendo testosterona “off label” en presentaciones de gel o pellers (mal llamado chip de testosterona) con la promesa de aumentar el deseo sexual en mujeres premenopáusicas, sin criterios clínicos diagnósticos ni evidencia clínica justificable, además de los posibles riesgos que deben someter a las pacientes por rangos supra fisiológicos de andrógenos que alcanzan dichos compuestos, ocasionando problemas como: hirsutismo, acné, voz ronca, alopecia, entre otros.
En referencia a las terapias y/o tratamientos para la eyaculación precoz
La eyaculación precoz representa el problema sexual más frecuente de los hombres, y se caracteriza por excesiva rapidez en el tiempo del funcionamiento sexual (excitabilidad muy rápida ) cuyas principales causas están asociados a prácticas sexuales mal aprendidas, vulnerabilidad a la ansiedad o estrés, ansiedad de desempeño sexual, entre otras.
Las estrategias derivadas del modelo cognitivo conductual solas o acompañadas con fármacos por vía oral es la terapia de elección como consenso a nivel científico universal, siendo esta nuestra recomendaciones como sociedad científica.
Desafortunadamente muchísimos profesionales desconocen cómo implementarla y/o se sienten inseguros. Nuestra sociedad recomienda también, perfeccionarse en la parte práctica de este modelo terapéutico, para lo cual, tenemos cursos disponibles todo el año. Hay otros profesionales que usan otros modelos psicoterapéuticos, situación que puede ser aceptada siempre que tengan un fundamento científico.
No obstante, usar otros métodos para tratar la eyaculación precoz que carecen de evidencia científica como es el caso de las inyecciones intracavernosas (bimix, trimix o quatrimix) no tiene ningún sentido. Las inyecciones intracavernosas se refieren a sustancias que representan potentes vasoactivos (alprostadil, fentolamina, papaverina u otros) y que son administrados directamente en los cuerpos cavernosos del pene, es decir, “pincharse el pene” minutos antes de las relaciones sexuales.
La primera sustancia inventada fue la papaverina, y se descubrió de forma accidental en 1982 por Ronald Virag, y desde entonces se ofreció como opción terapéutica sólo para la disfunción eréctil. En 1987 (hace 37 años) fue planteado por un reducido número de profesionales, el uso de las inyecciones intracavernosas en Eyaculación Precoz como tratamiento alternativo de forma empírica (y aun lo sigue siendo), sin ensayos clínicos serios pertinentes (curiosamente hoy día tampoco los hay).
Naturalmente esta situación hizo que este “método de inyecciones” fuera rechazado por todas las entidades científicas, y hoy día prácticamente en ningún país del mundo se usa como supuesto “método para la eyaculación precoz”. Las razones son las siguientes:
- Tratar de corregir un problema de velocidad rápida (brevedad de tiempo) en la excitabilidad de la respuesta sexual intentando de hacer una compensación forzada en la firmeza del pene en periodo refractario postocoital, significa desconocer en su totalidad los conceptos más básicos de la fisiología sexual. Claramente, una persona al “pincharse” el vasodilatador peneano va a hacer posible tener una erección firme posterior al orgasmo/eyaculación (compensación forzada) con un rango de tiempo variable de la firmeza peneana (pueden ser horas), pero su velocidad para el orgasmo/eyaculación seguirá siendo rápida, es decir, seguirá eyaculando rápidamente toda su vida. Recordar, además, que posterior a la eyaculación ocurre una hipersensibilidad en el glande, que por lo general, a los hombres les resulta molesto continuar con los movimientos coitales. Significa que deben detenerse al menos por un periodo de tiempo prudente para que desaparezca esa hipersensibilidad y continuar el acto coital, donde los minutos más cercanos no sienten placer en el coito, “pero tienen el pene erecto”, situación paradójica.
- Es traumático, lastima la túnica albugínea del pene con la posible aparición de Enfermedad de la Peyronie (curvatura del pene), situación que empeora el problema, y que probablemente no se le hace mención al paciente antes de tomar la opción a dicho “tratamiento”.
- Hay riesgos innecesarios de complicaciones como el priapismo (erección dolorosa por más de 3 horas no asociada a la excitación sexual) que puede terminar daños irreversibles en los cuerpos cavernosos del pene y la consecuencia de disfunción eréctil de manera permanente.
- Farmacológicamente hablando existen medicamentos por vía oral con mejores resultados y con menos riesgos o daños.
- Contradice los principios del sexólogo en el área educativa, al reforzar culturalmente una falsa creencia en la firmeza excesivamente prolongada de la erección (a veces hasta más de una hora).
- Genera problemas en la pareja, ya que una erección muy prolongada puede conllevar a un coito muy prolongado con la consecuencia de dolor o molestia en la región genital o bajo deseo sexual.
- Convierte el acto sexual en un acto mecanizado, se pierde la espontaneidad, ya que la persona requiere programar “pincharse” minutos antes de las relaciones sexuales.
- Genera dependencias a las inyecciones.
- Rompe el principio del acto médico hipocrático “Primun Non Nocere” (primero que nada no hacer daño).
De acuerdo con los argumentos anteriores, el uso de inyecciones intracavernosas está proscrito en sexología clínica, no tiene evidencia científica razonable, y por consecuencia no aparece mencionado como opción terapéutica en ningún texto o guía clínica científica local, regional o mundial.
Es por ello, que, como sociedad científica, rechazamos categóricamente el uso de inyecciones intracavernosas para tratar la eyaculación precoz y recomendamos a los profesionales y/o centros que usan estos métodos cruentos en reflexionar en su verdadero uso, y prepararse o estudiar para utilizar otros métodos aprobados según la medicina sexual basada en la evidencia. Recordar que nuestra sociedad científica cuenta con cursos y formaciones disponibles todo el año.
En relación con las terapias y/o tratamientos para disfunción eréctil
Se conoce como disfunción sexual eréctil la incapacidad para obtener y/o mantener la erección lo suficientemente firme para el disfrute del ejercicio de la función sexual. Universalmente hay un consenso para su abordaje que va de menos a más:
- Corregir factores de riesgos (sedentarismo, habito de alcohol y tabáquico, sobrepeso, entre otras).
- Fármacos por vía oral (sildenafil, tadalafilo, avanafilo) y en la misma línea MUSE.
- Ondas de Choques de baja intensidad.
- Vacum o dispositivos de vacío.
- Inyecciones Intracavernosas.
- Cirugías (prótesis penianas).
La terapia sexual es por excelencia la elección en disfunción eréctil cuando es de carácter psicógeno o funcional, sola o combinada con fármacos por vía oral un periodo de tiempo muy corto. Ahora bien, a pesar de haber un consenso globalizado en el manejo de la disfunción eréctil existen profesionales que abusan de inyecciones intracavernosas y ondas de choques para la disfunción eréctil, y se usan de manera indiscriminada sin importar la causa o situación, lo cual, le trae problemas al paciente en su proceso terapéutico.
En este sentido, como sociedad científica rechazamos el abuso de métodos de tratamientos para la disfunción eréctil sin un juicio clínico diagnóstico ni terapéutico. Por tanto, recomendamos el uso adecuado de las líneas de tratamiento para la disfunción eréctil de acuerdo con la medicina sexual basada en la evidencia. Por último, como sociedad científica, aún no aprobamos tratamientos como la aplicación de plasma rico en plaquetas (PRP) y células madres por falta de estudios concluyentes.
En referencia al tratamiento del vaginismo
Se conoce como vaginismo a la contracción hipertónica de los músculos pubococcígeos que causa dolor instantáneo al contacto del pene con la vagina luego de haber pasado el introito vulvar. La hipertonía de los músculos pubococcígeos es una respuesta condicionada, es decir, aprendida, de allí que se señale que es involuntaria y se presenta ante cualquier situación/estímulo que implique un intento de penetración.
Las estrategias derivadas del modelo cognitivo conductual solas o acompañada con kinesioterapia del piso pélvico según el caso es la terapia de elección como consenso a nivel científico universal, siendo esta nuestra recomendación como sociedad científica. También recomendamos perfeccionarse en la parte práctica de este modelo terapéutico, para lo cual, tenemos cursos disponibles todo el año.
Sobre el tratamiento de las disfunciones orgásmicas femeninas
Incapacidad para llegar al orgasmo, en donde puede haber ausencia parcial o total de las fases del ciclo sexual en la mujer durante el ejercicio de la función sexual, cuya etiología puede ser orgánica o funcional.
Nuestra recomendación es una evaluación integral y aplicar tratamientos y/o terapia según el caso. En caso de causas de carácter funcional el modelo cognitivo conductual es de primera línea.
En referencia a los trastornos parafílicos
Conocidos también como fijaciones sexuales o alteraciones de la variante fisiológica a nivel de la fase Situación/ Estímulo Sexual de la función sexual, y se caracteriza porque un individuo necesita tanto solo como acompañado, una Situación/Estímulo Sexual específica (real o imaginaria) para iniciar su proceso de activación de la función sexual. Cuando existe malestar clínicamente significativo o deterioro en las áreas de su vida se considera trastorno.
Nuestra sociedad recomienda ser tratado por un equipo interdisciplinario todos con formación en sexología: evaluación psiquiátrica, evaluación psicológica y profesional de la sexología que dirige el equipo y/o la terapia sexual.
En cuanto a las disforias de género
El trato digno y con respeto hacia personas con disforias de género y variabilidad de géneros es nuestra primera recomendación , por lo cual, todo personal de una institución que trabaje en su asistencia debe cumplir con este primordial requisito.
Recomendamos hacer de inicio una evaluación prudente, sin prisa, y recoger todos los antecedentes pertinentes para elaborar un adecuado diagnóstico. Las terapias de reafirmación deben ser atendidas por un equipo interdisciplinario que incluya psiquiatra, psicólogo, sexólogo, endocrinólogo, fonoaudiólogo, urólogo y/o ginecólogo según el caso. Involucrar a la familia es fundamental para una evolución más satisfactoria.