De una manera sencilla y comprensible, Sexología es el término para describir el estudio científico de la sexualidad humana.  No obstante, la sexología es una ciencia transversal, y por tanto con distintas miradas para su estudio: educativo, antropológico, filosófico, histórico, legal, cultural, derechos humanos, social, investigativo y clínico.   También existen modelos combinados para su estudio, siendo la sexología general o simplemente “sexología” su principal representante, que se nutre de aspectos básicos de distintas áreas.  Como es de suponer, muchos profesionales se forman en sexología desde una óptica distinta, en disciplinas y en áreas especializadas específicas, como es el caso de la sexología clínica o sexología médica. No obstante, desde un punto de vista de formación académica la mayoría de las instituciones fundamentalmente ofrecen programas hacia dos principales áreas: educativa y clínica. 

Es de hacer notar que la sexología clínica, sexología médica o medicina sexual son disciplinas relativamente nuevas, surgen en la década de 1970 posterior a significantes eventos, especialmente por el desarrollo y consolidación  de la era cognitivo conductual, los inicios de la terapia sexual diseñada por Máster y Johnson con los siguientes aportes de otros autores, los avances en el tratamiento de las disfunciones sexuales masculinas, y posteriormente a la inclusión del estudio de la sexualidad femenina. 

Ahora bien, según Cotiz, C (2022)  la Sexología Clínica, se refiere a la “Disciplina derivada de las ciencias médicas o ciencias de la salud, desarrollada por personal de salud calificados formados en las áreas clínicas que incluye médicos, psicólogos, matrones, enfermeros  y kinesiólogos, y que de acuerdo al alcance o limitaciones de su formación académica de base o por las leyes gubernamentales,  están facultados para la promoción de la salud sexual, consejería, intervención, tratamiento y rehabilitación de los trastornos sexuales y del sexo, así como también de los aspectos relacionados al malestar clínico derivados de la identidad de género,  orientación sexual y trauma sexual. Considera la integración biopsicosocial del individuo, es holística, tiene un enfoque interdisciplinario, se sustenta su campo de acción y métodos de la evidencia científica, siendo su fin último la salud sexual.”

De acuerdo con la anterior definición, queda claro que cualquier profesional de la salud con competencias y facultades según las leyes, puede desarrollarse en la sexología clínica y que podría trabajar de manera interdisciplinaria con otros profesionales afines. No obstante, es importante señalar un serio inconveniente en cuanto al personal de salud a la que va dirigida la “sexología clínica”,  no siendo “universal” los requisitos de ingreso para todas las instituciones que ofrecen estos programas académicos ,  ya que mientras unos demandan  que sean exclusivamente para médicos, otros admiten solamente médicos y psicólogos, hay quienes solo admiten psicólogos, otras escuelas además de admitir médicos y psicólogos también incluyen a otros  profesionales del área clínica de la salud como por ejemplo matrones o kinesiólogos expertos en piso pélvico. Curiosamente existen muy pocas escuelas o instituciones que incluyen en su proceso de admisión a profesionales de otras áreas como las ciencias sociales, ciencias de la educación, ciencias de las matemáticas, entre otros, lo cual no tiene sentido porque se escapa de las competencias de los formados en clínica. Esta falta de homogeneidad en las admisiones supone problemas como el abuso de la interdisciplinaridad, deficiencia en las competencias que se expresan en malas atenciones clínicas y/o malas prácticas, y en otros casos, problemas en el ámbito ético como el intrusismo. 

Quizás un problema adicional, es que acuerdo con la escuela o institución formadora en sexología clínica, los programas y sus contenidos no son los mismos, puede que coincidan en algunos puntos. Mientras unos tienes una visión muy integradora, otros son “muy organicistas”, y otros “muy psicológicos”. Unos tienen tendencias a la investigación de lo clínico más que a la práctica clínica. Unos van desde pocas horas a muchas horas de formación. Unos programas son impartidos por profesionales que nunca fueron formados en el área clínica de la sexología, otros por profesionales que sí fueron formados en la sexología clínica. Estos detalles marcan la diferencia del producto final; futuro profesional de la sexología clínica. 

Revisando otras definiciones, encontramos que la Academia Europea de Medicina Sexual (EASM, 2006) señala que la Medicina Sexual “Es la rama de la medicina relacionada con la sexualidad humana y sus trastornos”.  La Medicina Sexual trata de mejorar la salud sexual mediante la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación de los trastornos o enfermedades que implican a la función sexual, la experiencia y la conducta sexual y de relación, la identidad de género y los traumas sexuales y sus consecuencias.  La Medicina Sexual toma en consideración la dimensión individual y de pareja, así como el conocimiento y métodos de las ciencias médicas, psicológicas y sociales. Reconoce que muchos de los trastornos pueden ser causados por problemas médicos y/o su tratamiento”.

 En el mismo orden de ideas, Bianco, F. (2009) expresa que la Sexología Médica “Es la rama del campo de la medicina que tiene como objetivo la promoción de la salud del sexo y de la función sexual, así como la prevención, anticipación, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de los trastornos del sexo y de la función sexual”. 

Como se aprecia, ambas definiciones, tanto sexología médica o medicina sexual tienen el mismo propósito y objetivos, siendo un área desarrollado y cursado exclusivamente por profesionales médicos, y dentro de su formación se estudian además de las dimensiones biológicas, las psicológicas y sociales. Sin embargo, sucede al igual que la formación de la sexología clínica, es decir, no todas las instituciones formadoras logran satisfacer los objetivos y propósitos, en tanto que sus mallas curriculares son o muy “organicistas”, considerando lo biológico por encima de todo, enfrascándose solo en “medicalizar la sexualidad”, mientras que hay otras escuelas formadoras que son más holísticas e integradoras. 

Un profesional de la sexología clínica, medicina sexual o sexología médica debería estar capacitado para realizar una adecuada educación sexual, tener habilidades en consejería sexual, aplicar estrategias de psicoterapia cognitiva, manejar  y desarrollar como base estratégica la terapia sexual integral,  diseñar programas de salud sexual, aplicar consejería e intervención  en relaciones de pareja, tener interés y participar  por investigación clínica, y sí es médico deber saber elaborar un buen examen físico, tener presente cuando sea necesario la indicación de paraclínicos o pruebas especiales, y tener claro conocimiento de todo el arsenal terapéutico farmacológico y no farmacológico y cuando aplicarlo. Lo anterior supone un profesional más integral y con menos abuso de la interdisciplinaridad. De allí surge lo que es un verdadero “sexólogo clínico” o médico sexólogo”. Para ello es necesario tener una adecuada formación integral, es conveniente y de mucho interés buscar el mejor lugar para formarse. Nunca dejar de estudiar y actualizarse es fundamental. 

Finalmente, las formaciones van desde cursos, diplomados, especializaciones, magísteres, doctorados y postdoctorados, modalidad e-learning, presencial o mixta, clases sincrónicas/asincrónicas, con pocas o muchas horas de teóricas- prácticas. No obstantes, las mejores formaciones son aquellas en donde su malla curricular integral dispone de al menos el 30% o más de actividades prácticas que incluyan discusión de protocolos de casos clínicos, atención de pacientes emulados o reales, role playing, entrega de ensayos, entre otros. Las especializaciones tienen un lugar privilegiado, por lo general cuentan con mayor cantidad de horas prácticas y son guiadas con tutores.